Tos Ferina: Síntomas, Diagnóstico y Tratamiento

La tos ferina, también conocida como tos convulsiva, es una infección respiratoria causada por la bacteria Bordetella pertussis. Se caracteriza por accesos de tos intensos y persistentes, seguidos de una inspiración ruidosa que produce el característico «gallo». Los primeros síntomas pueden confundirse con los de un resfriado común: congestión nasal, fiebre leve y tos seca, pero conforme avanza la enfermedad la tos se vuelve más fuerte, puede causar vómitos y dificultad para respirar, especialmente en niños pequeños.

El diagnóstico se realiza a través de la historia clínica, el examen físico y, en algunos casos, pruebas de laboratorio para confirmar la presencia de la bacteria. El tratamiento incluye antibióticos para reducir la propagación y aliviar los síntomas, junto con medidas de apoyo como la hidratación y el reposo. La prevención es clave y se logra mediante la vacunación con la DTPa o DTP, que protege a los niños y disminuye el riesgo de complicaciones graves.

La tos ferina puede ser especialmente peligrosa en bebés y niños pequeños, ya que sus defensas aún son bajas y las crisis de tos pueden causar complicaciones como neumonía, convulsiones o pausas respiratorias. Por eso, la vacunación temprana y el control pediátrico son fundamentales. En los adultos, aunque suele ser menos grave, también puede provocar malestar prolongado y convertirse en un foco de contagio para los más vulnerables. La detección temprana y el tratamiento oportuno son la mejor estrategia para reducir riesgos y proteger a toda la familia.

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